Las cosas que escribo cuando no pienso en lo que escribo. vol.1
Deberías verles
se ríen mucho y muy alto, y son siempre jodidamente felices, incluso cuando no
y las cosas malas y las malas situaciones -que son muchas y a veces duran mucho más de lo que merecen, no valen nada.
Deberías oír cómo se ríen, es como magia, de esa que sólo se ve cuando tienes los ojos cerrados.
Deberías ver cómo viven, tan si miedo, tan a por todas, tan de tirarse al vacío sin arneses y esperar el choque con una excitación que roza la locura.
Bailan dando botes, frenéticos, incandescentes, sobre un suelo pegajoso de barro y bolsas y cristales que valen lo mismo que un diamante ahogado en vodka.
La música a ratos si, a ratos no, y a ratos llegan un par de sonidos dispersos que se juntan y forman una melodía perfecta, un pum, pum, pum que lo es todo, que te retumba en el pecho y te alza y te realza y te lleva a un clímax que chisporrotea como una bengala.
Deberías verles, cómo se dejan ir como si no fueran a llegar a mañana
cómo dejan caer todos los lastres que les cargó la vida al cuello
cómo evolucionan, cómo se convierten en la versión perfecta de sí mismos.
Las cosas que han elegido, la gente a la que han elegido, el amor que han elegido dar, y el que se han permitido recibir
todo es más grande, todo es más puro.
Y ya no hay nada más, sólo este momento que es eterno, en el que son infinitos.
Deberías verles, si les vieras, si les sintieras, si pudieras ver lo que ellos ven, lo entenderías.
Todas las cosas que he escrito hasta ahora no significan nada, porque es aqui y ahora, nunca ha sido aquí y ahora
y ahora si
Es este momento, cuando hay sobredosis de buen rollo, cuando Madriz te convierte en princesa, cuando se juntan las piezas del puzzle mas lleno de parches del mundo.
Deberías verles, cómo crean un nuevo orden, cómo bailan el camino hacia el portal de una nueva era, mientras el mundo se arrastra a los pies de los demonios, escurriéndose por las alcantarillas a su al rededor.
No me importa olvidarlo todo, pero quiero recodar ahora, esto. No hay que olvidar nunca. Nada importa nada, sólo ésto.
se ríen mucho y muy alto, y son siempre jodidamente felices, incluso cuando no
y las cosas malas y las malas situaciones -que son muchas y a veces duran mucho más de lo que merecen, no valen nada.
Deberías oír cómo se ríen, es como magia, de esa que sólo se ve cuando tienes los ojos cerrados.
Deberías ver cómo viven, tan si miedo, tan a por todas, tan de tirarse al vacío sin arneses y esperar el choque con una excitación que roza la locura.
Bailan dando botes, frenéticos, incandescentes, sobre un suelo pegajoso de barro y bolsas y cristales que valen lo mismo que un diamante ahogado en vodka.
La música a ratos si, a ratos no, y a ratos llegan un par de sonidos dispersos que se juntan y forman una melodía perfecta, un pum, pum, pum que lo es todo, que te retumba en el pecho y te alza y te realza y te lleva a un clímax que chisporrotea como una bengala.
Deberías verles, cómo se dejan ir como si no fueran a llegar a mañana
cómo dejan caer todos los lastres que les cargó la vida al cuello
cómo evolucionan, cómo se convierten en la versión perfecta de sí mismos.
Las cosas que han elegido, la gente a la que han elegido, el amor que han elegido dar, y el que se han permitido recibir
todo es más grande, todo es más puro.
Y ya no hay nada más, sólo este momento que es eterno, en el que son infinitos.
Deberías verles, si les vieras, si les sintieras, si pudieras ver lo que ellos ven, lo entenderías.
Todas las cosas que he escrito hasta ahora no significan nada, porque es aqui y ahora, nunca ha sido aquí y ahora
y ahora si
Es este momento, cuando hay sobredosis de buen rollo, cuando Madriz te convierte en princesa, cuando se juntan las piezas del puzzle mas lleno de parches del mundo.
Deberías verles, cómo crean un nuevo orden, cómo bailan el camino hacia el portal de una nueva era, mientras el mundo se arrastra a los pies de los demonios, escurriéndose por las alcantarillas a su al rededor.
No me importa olvidarlo todo, pero quiero recodar ahora, esto. No hay que olvidar nunca. Nada importa nada, sólo ésto.
Comentarios
El cielo ha dejado de ser inalcanzable, y me he tejido mis propios hilos rojos aullando con el descaro de quien se sabe acompañado.
Porque soy un nosotros, y eso me hace lo suficientemente grande como para poder decirle al miedo gracias y que te jodan, que los míos están aquí, que me pasaría el resto de mis días bailando enloquecido con ellos.