Explicaciones fáciles a estados complicados
Es como estar en el centro de un incendio, sólo oler humo y sólo ver llamas. Es como un mundo visto a través de ojos cubiertos de vaho, en blanco y negro y en mute.
El aire es niebla, espesa y agria que se atasca al entrar y salir, y que se queda pegada a los pulmones como una capa seca de cola blanca.
No hay botón de stop ni salida de emergencia, porque tampoco hay manera de saber por dónde has entrado.
El mundo de bruma aparece y desaparece como una sombra en un paseo de farolas. Ayer lo quería todo, hoy no quiero nada, pero quiero mucho más que ayer y que mañana.
Todo lo que es importante deja de tener sentido. Sería capaz de abandonarlo todo hoy a cambio de un agujero en la tierra, aunque sepa que tal vez mañana, tal vez pasado, la bruma desaparezca y me de cuenta de lo que significa, realmente, un agujero en la tierra.
Podría caer en picado por el agujero, pero no hay conejo al que seguir ni tiempo al que engañar. Podría aceptar que, simplemente, no soy suficiente, y mis huesos se retorcerían, y desaparecerían, y ya no habría nada que me mantuviera atada al suelo, me alejaría volando, tal vez, hasta desaparecer entre las nubes, y ya no estaría en ninguna parte.
Es como ver desde fuera, mientras poco a poco, dejo de existir.
El aire es niebla, espesa y agria que se atasca al entrar y salir, y que se queda pegada a los pulmones como una capa seca de cola blanca.
No hay botón de stop ni salida de emergencia, porque tampoco hay manera de saber por dónde has entrado.
El mundo de bruma aparece y desaparece como una sombra en un paseo de farolas. Ayer lo quería todo, hoy no quiero nada, pero quiero mucho más que ayer y que mañana.
Todo lo que es importante deja de tener sentido. Sería capaz de abandonarlo todo hoy a cambio de un agujero en la tierra, aunque sepa que tal vez mañana, tal vez pasado, la bruma desaparezca y me de cuenta de lo que significa, realmente, un agujero en la tierra.
Podría caer en picado por el agujero, pero no hay conejo al que seguir ni tiempo al que engañar. Podría aceptar que, simplemente, no soy suficiente, y mis huesos se retorcerían, y desaparecerían, y ya no habría nada que me mantuviera atada al suelo, me alejaría volando, tal vez, hasta desaparecer entre las nubes, y ya no estaría en ninguna parte.
Es como ver desde fuera, mientras poco a poco, dejo de existir.
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