Cuentos de princesas
Creo que te bebí como quien lleva vidas muriéndose de sed y acabé muy rápido con hasta la última gota de lo poco que tenías para darme. No sabes qué espejismo más bonito, y qué desierto tan grande. Creo que te escuchaba como quien oye por primera vez el mar y agoté tus palabras de tanto hacerlas bailar. Pero gracias por haberlas dicho. Creo que me acostumbré a tenerte y olvidé que aquí nadie regala nada. Ojalá pudieran pedirse los préstamos dos veces. Creo que me dejé llevar por el primer camino que me mostraste y te seguí a la casa de algodón de azúcar que acabó por derretirse de tantos besos. Se acabo la batería. Creo que me enseñaste todo eso que no puedo controlar y no fui capaz, o no quise seguir intentando avanzar por donde no me veía. Perdóname por haber querido ir tan rápido que llegué al final antes de leerme la historia.