yo soy, yo soy

Yo soy, yo soy, yo soy, Sylvia Plath

Es coger un plato ardiendo por el borde helado de una risa

el lado equivocado de la cama que siempre espera a que te gires

para clavarte el insomnio por la espalda.

Son las mil ovejas sin forma que saltan la valla inexistente

que las separa de desaparecer en el matadero de un sueño que nunca llega

Hay borrachos que cantan rancheras en los portales

y piden que les lleven de vuelta a vidas en las que nunca han estado

mientras pasan por su lado muñecos de madera articulados

que nunca han imaginado siquiera una vida.

Yo soy, yo soy, yo soy

Repite el eco de otra voz para obligarme a recordar

que yo soy

La línea vital de mis venas palpita cada vez que dudo de la existencia de un futuro

alive en todas y cada una de las pulsaciones del temporizador

que guía mis pasos hacia la fosa común de la absoluta nada.

Es contener la respiración para asegurarme de que no respirar es elección mía

y no de mis pulmones.

Arrebatarle al cuerpo en un arranque de caprichosa ira

el precario control del volante que dirige sólo a ratos

las piedras que lanzan mis manos, y esas con las que tropiezan mis pies.

Las noches insignificantes cargan de pólvora mis pupilas

disparándome con pestañas a la frente

el pánico a que cerrar los ojos se convierta en la razón por la que no pueda volverlos a abrir.

Duermo poco pero sueño mucho,

con ruecas que baten el hipnótico veneno de las agujas del reloj

con las que me pincho cada yema de cada dedo

sólo para verlas sangrar.

Mejor morir enferma de todo hasta los huesos

que olvidar por un segundo cada uno de los efímeros momentos

que han formado la intrincada red de mi existencia.

Sueño despierta para que mis párpados no me arrebaten el presente

se balancea tan frágil en las puntas de mis descarnados dedos

que hasta el más mínimo parpadeo bastaría para apagar todas las luces
Encuentro el limite de mi cordura
en el segundo latido que amenaza con detener el flujo de vida
que empapa mis entrañas.

yo soy, yo soy, yo soy

repite el eco de otra voz para obligarme a recordar

que yo soy