cuando no quede ninguna
Algo en mi vientre muere cada mes
y algo en mi vientre resucita cada mes.
Si vamos a hablar de dolor y de condena
todos aquellos que piensan que Jesús sufrió en la cruz
deberían preguntarle a la puta de María Magdalena.
Algo muere en mi vientre cada mes
y yo soy sólo otra loca que exagera.
Tengo un milagro en el cuerpo y puedo
levantarme sola,
cada vez que tropiezo con la sombra de tus piernas.
Es mi propia sangre la tinta que mancha mis manos
cuando escribo todo lo que callo
cómo explicarte a ti,
que apenas sabes nada
de ésta celda en la que yo me hallo.
No morimos, nos matan
y cuando ya no quede ninguna de nosotras
no quedará nada.
Porque eso que muere en nuestro vientre cada mes
es la vida de alguien que podrías haber sido tú
y que nunca tendrá oportunidad
de acabar con la nuestra.
Cuando ya no quede ninguna de nosotras
se detendrá la tierra
porque ya no habrá nadie que tire
de todas éstas cadenas,
cuando no quede ninguna.
Algo en mi vientre muere cada mes
y mi sangre me llena de vida.
Vida, que se derramará de mi inerte cuerpo
cuando alguien como tú así lo decida
y entonces ya no habrá más vida.
Cuando no quede ninguna.
Cuando no quede ninguna de nosotras
tendrás entre las manos
el cadáver de tu madre y de tus hijos
y la sangre se secará en tus venas.
Morirás en el último aliento
de aquellas que tiraban de tus carros
cuando ya no te quedaban fuerzas.
Mírate al espejo conmigo, hombre
y arranquémonos la piel.
Que se nos caiga la carne a pedazos,
y cuando seamos sólo huesos dime
quién soy yo, y quién eres tú
y dónde queda todo eso que nos define.
Para entonces ya no quedará ninguna de nosotras
y en tus manos tendrás tu piel y la nuestra
y no podrás distinguir cuál pertenecía a quién
ni cuál era la diferencia.
y algo en mi vientre resucita cada mes.
Si vamos a hablar de dolor y de condena
todos aquellos que piensan que Jesús sufrió en la cruz
deberían preguntarle a la puta de María Magdalena.
Algo muere en mi vientre cada mes
y yo soy sólo otra loca que exagera.
Tengo un milagro en el cuerpo y puedo
levantarme sola,
cada vez que tropiezo con la sombra de tus piernas.
Es mi propia sangre la tinta que mancha mis manos
cuando escribo todo lo que callo
cómo explicarte a ti,
que apenas sabes nada
de ésta celda en la que yo me hallo.
No morimos, nos matan
y cuando ya no quede ninguna de nosotras
no quedará nada.
Porque eso que muere en nuestro vientre cada mes
es la vida de alguien que podrías haber sido tú
y que nunca tendrá oportunidad
de acabar con la nuestra.
Cuando ya no quede ninguna de nosotras
se detendrá la tierra
porque ya no habrá nadie que tire
de todas éstas cadenas,
cuando no quede ninguna.
Algo en mi vientre muere cada mes
y mi sangre me llena de vida.
Vida, que se derramará de mi inerte cuerpo
cuando alguien como tú así lo decida
y entonces ya no habrá más vida.
Cuando no quede ninguna.
Cuando no quede ninguna de nosotras
tendrás entre las manos
el cadáver de tu madre y de tus hijos
y la sangre se secará en tus venas.
Morirás en el último aliento
de aquellas que tiraban de tus carros
cuando ya no te quedaban fuerzas.
Mírate al espejo conmigo, hombre
y arranquémonos la piel.
Que se nos caiga la carne a pedazos,
y cuando seamos sólo huesos dime
quién soy yo, y quién eres tú
y dónde queda todo eso que nos define.
Para entonces ya no quedará ninguna de nosotras
y en tus manos tendrás tu piel y la nuestra
y no podrás distinguir cuál pertenecía a quién
ni cuál era la diferencia.
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